ROSMARY ROMERO ROMERO. ESPECIALISTA EN ESTIMULACIÓN DE LA MENTE Y LA MEMORIA

  • ¿Por qué es tan positivo estudiar a partir de los 65 años?

      13 de Noviembre de 2020

    Los médicos tienen claro que estudiar a partir de los 65 años es especialmente bueno porque ejercita el cerebro y produce consecuencias positivas como prevenir y reducir el riesgo de caer en una depresión y también ayuda a combatir la aparición de algún tipo de demencias, a la vez que ayuda a mantener la memoria.

     

    En general, ya sabemos que siempre es bueno mantenerse activo física y mentalmente. El estudio nos mantiene más vivos. Está demostrado que el ser humano está capacitado para adquirir nuevos conocimientos durante toda su vida, sin importar la edad que tenga.

     

    Un antídoto claro de la soledad

     

    Estudiar siempre resulta enriquecedor en cualquier etapa de la vida, pero sus beneficios son más visibles en las personas de la tercera edad que adquieren el hábito del estudio. La estimulación cerebral produce un beneficio claro para el cerebro, pero hay muchos más. Por ejemplo, el hecho de ir a clase implica un desplazamiento y esto es algo que ayuda a mantenerse activo físicamente. Además, es un antídoto claro de la soledad. Y la soledad suele ser un camino bastante transitado hacia algún nivel de depresión. Asistir a clase obliga a mantener relaciones sociales con alumnos y profesores y suele hacer aumentar la autoestima al ver que, pese a la edad, todavía podemos sentirnos útiles y aportar cosas a los demás.

     

    No es necesario ir a la universidad para ejercitar el hábito del estudio. Aprender un idioma, asistir a talleres y seminarios, inscribirse en cursos de menor nivel o simplemente ser espectador frecuente en conferencias también nos ayudará a mantener nuestro cerebro en forma y a evitar algunas consecuencias negativas muy comunes con el paso de los años.

     

    Otro aspecto que no hay que olvidar es que el estudio implica la necesidad de perseguir ciertas metas como pueden ser aprobar un examen, realizar un trabajo o terminar una carrera. Y esto ayuda a mantener un proyecto de vida, algo que no siempre sucede y que lleva a muchas personas mayores a perder las ganas de vivir porque no le encuentran un sentido. En definitiva, el reto de volver a las aulas produce un gran número de efectos positivos tanto a nivel piscológico, como físico y social.

     

    Fuente: LA VANGUARDIA